viernes, 17 de marzo de 2017

¿Cómo se crea una pelota buena, de aceptación general ?

       A mediados de la primera década del siglo XXI los aficionados a la paleta goma maciza se encontraron con un problema: nadie fabricaba pelotas buenas.La solución provisional consistió en seguir utilizando las que aún guardaban y en buscarlas en viejas tiendas, almacenes olvidados, rincones de casas de pelotaris retirados... Pero finalmente todas esas pelotas se rompían o perdían.
      Las pelotas que aún se producían no se consideraban buenas porque no reunían dos características principales: toque y control.
        A pesar de que la Paleta Goma Maciza es el deporte de frontón más practicado, la fabricación de pelotas no significa un gran negocio, por lo que a nadie le interesa investigar sobre este material.
    A partir de aquí voy a relatar cómo un golpe de suerte me permitió diseñar pelotas de calidad.

I. EL PROBLEMA

      Mi interés como pelotari de paleta goma maciza se ha centrado durante muchos años en encontrar pelotas buenas. No se trata de una manía personal, todos los grandes aficionados a este deporte buscan y guardan con gran celo sus pelotas buenas. Aunque existen gustos diferentes se pueden encontrar rasgos comunes a todas las pelotas consideradas buenas. Los más importantes son: toque y control .

      Se dice que una pelota tiene toque cuando al golpearla se goza, es decir, se siente en la pala, se nota un choque muy breve ( un "clak", no un "flooop" blandurrio) y, al mismo tiempo, la pelota sale con velocidad, aunque no excesiva. El toque se consigue con la combinación equilibrada de varios rasgos: peso, dureza, salida...Estos parámetros han sido explicados en el apartado de este blog dedicado a las características de pelotas. Todos los pelotaris con experiencia buscan pelotas con toque: 65-66 gr. de peso y una dureza de unos 93 durómetros Shore A en frío.. Es una exigencia general. Además, para controlar la pelota, se busca un bote bajo, llamado medio bote.

     A partir de ahí, existen diferencias de gusto en cuanto a la velocidad de salida. Los pelotaris más fuertes las prefieren menos veloces, para dominar ya que las pueden enviar más lejos que jugadores de menos potencia; y los menos fuertes o más hábiles las quieren con más velocidad de salida.

    El problema que yo tenía en mente se podía formular así: ¿Cómo fabricar una pelota con toque y controlable (de medio bote)? Más tarde me ocupé de la velocidad de salida.

II.  EL  GOLPE DE SUERTE

    La solución más obvia que se le ocurriría a cualquiera sería copiar las pelotas buenas.
    Hace más de veinte años lo intenté: llamé  a la empresa fabricante de pelotas Cauchos Especiales, de Zaragoza, que inventó las pelotas de cuadro y les pedí que reprodujeran una de mis pelotas buenas, que había salido de su propia producción. Me contestaron que no podían, que compraban cauchos destinados a otros fines (suelas) y que no controlaban su composición.
    En septiembre de 2016 me fijé en un cartel en Lodosa que decía SUELAS KAREY y recordé la referencia a las suelas. Así que repetí la operación: entré en la empresa y les propuse reproducir dos pelotas antiguas buenas que mostré como modelo.
    He aquí el golpe de suerte: Jaime Rudiez aceptó mi propuesta y contaba con un laboratorio de investigación que sí maneja la composición del caucho. Para esta empresa la venta de pelotas supone una fracción muy pequeña, insignificante, de su negocio. Les movía más la curiosidad, el afán investigador en un campo nuevo.

III LA INVESTIGACIÓN

     En el laboratorio seguimos el método del ensayo y eliminación del error, o método de las conjeturas y refutaciones.

     El punto de partida fue un prototipo surgido de la intuición de los científicos del laboratorio, dirigido por José Miguel Martínez Resano. Se escogió una goma que les pareció que funcionaría y se le dio forma de pelota. Resultó que se acercaba al peso correcto,  aunque no a la dureza ni al bote: resultó blanda y botona . A partir de aquí hubo que ajustar esos parámetros produciendo nuevos ensayos. Cuando pareció que conseguíamos pelotas medianamente buenas  utilizamos como piedra de toque la Meca de la paleta goma en Navarra: el frontón de López en el barrio de Iturrama (Pamplona). En el laboratorio conjeturaban y en el López refutaban, sin parar, sistemáticamente, día tras día. El criterio de los pelotaris del López ponía a prueba cada creación del laboratorio que, a su vez, aceptaba dicho juicio y modificaba cada prototipo, avanzando, retrocediendo, volviendo por caminos abandonados días atrás...
 
     Hubo que ajustar muchos parámetros para contentar a todos. Los zagueros prefieren pelotas que favorezcan su defensa y permitan sobrepasar a los delanteros, pero evitando las pelotas saltarinas; hay que conseguir justo esa salida de frontis y, a la vez, evitar el bote excesivo. Así llegamos a una pelota de aceptación general entre los zagueros del López. Le pusimos el distintivo de la estrella amarilla.
A los delanteros les gusta una pelota de menos salida y bote, para no ser sobrepasados ni atropellados y para rematar más fácilmente, pero no tan muerta que no pasen del 7. A la pelota  más apropiada para los delanteros la distinguimos con la estrella blanca.

     Afinar bote, salida, toque, peso... costó más de 60 prototipos. Todos ellos se pusieron a prueba en el López el mismo día en que se producían. Por la mañana se fabricaba la pelota; por la tarde se jugaba con ella. A veces bastaban unos minutos de juego para encontrarle los fallos. Cada noche yo llamaba a José Miguel Martínez para informarle acerca de los resultados. Él escuchaba con paciencia, infinita paciencia,  los fallos de su último invento y, a la mañana siguiente, ya había producido una nueva pelota con las modificaciones tentativas; conforme los ensayos mejoraban hacía falta más tiempo de prueba, una tarde, varios días... Tratamos de cometer los errores lo más rápidamente posible. El proceso más laborioso duró varios meses, hasta febrero de 2017.



   IV. SEMEJANZA CON LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL JUEGO

     En la entrada "Evolución histórica del juego" se cuenta cómo, en sus inicios, la Paleta Goma Maciza se practicaba con pelotas muy vivas y ligeras y cómo se produjo una evolución hacia el toque y el control, con lo que las pelotas perdieron bote y salida y ganaron peso por selección natural, hasta llegar a las pelotas más aceptadas, las de medio bote, duras y de 65-66 gramos.

   El proceso investigador ahora descrito ha llegado al mismo punto, siguiendo la misma senda, pero en menos tiempo. El primer prototipo botaba demasiado y pesaba poco, además de ser un poco blanda. En lugar de evolucionar durante muchos años, hemos provocado los cambios muy rápidamente hasta llegar al mismo punto histórico, gracias al impecable trabajo del laboratorio y a  las rápidas evaluaciones de los pelotaris del López.

  Lo interesante del proceso se encuentra en el ajuste de las características de las pelotas al gusto de la inmensa mayoría de los pelotaris, que se halla claramente en las pelotas con toque y controlables, de medio bote.

   La primera hornada que salió de Karey & Solano Footwear contenía 4 tipos de bote. Todas cumplían las condiciones básicas que buscan los pelotaris: toque y peso (64-67 gr.) adecuados.  Pero variaban en bote, por lo que se marcaron con los siguientes colores de estrellas, de más viva a más muerta: azul, verde, amarilla y blanca. Sólo las dos últimas recibieron la aceptación general por su mejor control.

   Durante los dos años siguientes se produjeron  otras 3 remesas. Se cambió en cada una la composición de la anterior porque se recogían opiniones de pelotaris de muchos más frontones y se ajustó la salida o viveza para contentar a la mayoría. 
El último cambio se hizo en la remesa de junio de 2020.

V.  UN DESCUBRIMIENTO FANTÁSTICO: PELOTAS AMARILLAS PARA FRONTONES VERDES

   Para comprender el trascendental descubrimiento debemos describir primero la situación problemática de la paleta goma maciza en los frontones verdes: nunca se han producido pelotas blancas buenas, que reúnan las características adecuadas. 

   Esta especialidad consiste en jugar con los espacios. Hasta ahora en los frontones verdes se han utilizado pelotas blancas, que dificultan mucho este juego por varias razones:

   -Botan demasiado.
   -Si en la fabricación se les quita bote se hace aumentando mucho su peso, sobrepasando los 67 gramos, hasta 70 ó incluso 75 gramos. Esto enlentece el juego, dificulta el juego de espacios, no resulta rentable arriesgar, todos intentan aguantar el tanto, se aburren pelotaris y espectadores. Además rompen las palas muy fácilmente, lesionan a los pelotaris, asustan a los principiantes y provocan jubilaciones anticipadas. 
   -Se tiñen del verde de la pared, o se ensucian, con lo cual pierden visibilidad. Si alguno de los fondos es blanco, se pierden de vista.
   -No agarran en la pared izquierda cuando se tira a dos paredes, por lo que no se abren ángulos hacia la derecha, lo cual penaliza aún más el remate.

   Nadie era capaz de fabricar una pelota semejante a las pelotas negras buenas ( de 65-66 gr, con toque, de medio bote, con salida adecuada, que agarre en la pared izquierda) pero con un color que contrastase con el verde.

  He aquí la gran creación del científico del laboratorio de Karey & Solano Footwear, José Miguel Mártínez Resano: una pelota exactamente igual que las negras buenas, pero con un color que se ve aún mejor que las blancas, el color amarillo.
  En mi papel de evaluador me correspondió, junto con los pelotaris del López, establecer el objetivo buscado, la pelota ideal. Entre las características que determinamos a ninguno se nos ocurrió este brillante color.






                



La estrella amarilla fue sustituida por la estrella verde a partir de 2021.





  Las primeras hornadas salieron muy brillantes.
Ahora su color es mate.
Cuando se estrenan, patinan un poco. Hay que pelotear unos minutos para quitarles el pulido de fábrica y que dejen de patinar.



                                                   La gran mayoría de las pelotas pesan entre 65 y 66 gr.  

Unas pocas pelotas pueden bajar de 65 gr, como ésta. 64.3 gramos, algo ligera

                                                         Unas pocas pelotas pueden pasar de 66 gr., como ésta.   67 gramos, algo pesada



                                              

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